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“Si mi ciudad guardara en un cajón sus miedos, tal vez no cabría en la misma, solo quiero jugar a ser libre en medio del miedo, como si no existiera”
martes, 28 de agosto de 2012
miércoles, 15 de agosto de 2012
MANIFIESTO A LA ALEGRIA
Justificamos el derecho a ser libres, como lo son las pompas de jabón, que dentro de su rebeldía libertaria flotan volátiles en el aire, que no conocen de ataduras y que prefieren desvanecerse que ser controlada. Así nuestro accionar debe propagarse como la cautivadora sonrisa infantil a aquellos y aquellas que niegan la luz, la tierra y el pan a nuestros hermanos y hermanas, para que en compañía emprendamos la búsqueda y la construcción de una sociedad igualitaria y plural.
Exigimos que ser rebeldes deje de ser un delito, y sea un deber, como lo es amar la tierra y el agua que nos han legado nuestras comunidades indígenas.
Procuramos que nuestro habitar, sea un habitar transgresivo y que tenga en cuenta al otro, lo que nos obliga a pensarnos siempre en relación con otros y otras, que nuestro contexto nos define, que somos hechos por la relación espacio-temporal con nuestra historia, que es la historia de los pueblos oprimidos.
Exigimos que ser rebeldes deje de ser un delito, y sea un deber, como lo es amar la tierra y el agua que nos han legado nuestras comunidades indígenas.
Procuramos que nuestro habitar, sea un habitar transgresivo y que tenga en cuenta al otro, lo que nos obliga a pensarnos siempre en relación con otros y otras, que nuestro contexto nos define, que somos hechos por la relación espacio-temporal con nuestra historia, que es la historia de los pueblos oprimidos.
Recordamos la memoria de los compañeros y compañeras que han muerto en la construcción de los mismos ideales que guían nuestros pasos, como Raúl Eduardo Mahecha, líder sindical que recorrió con su imprenta los campos y ciudades de Colombia llamando a las primeras huelgas del movimiento obrero de nuestra nación. Camilo Torres Restrepo quien siendo sacerdote se rebeló contra la jerarquía eclesiástica y desde la academia se comprometió con los problemas de los sectores excluidos, llegando a entregar valientemente su vida en combate. Y otros tantos, compañeros y compañeras que son ejemplo de entrega, y sobre todo de amor. Porque es el amor el acto más revolucionario. Así que decidimos entregamos a amar, y que este amor sea a su vez, un manifiesto a la alegría de construir Poder Popular.
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